Os dejo aquí lo que sentí al conducir por primera vez un Ferrari, aunque la verdad es que es bastante difícil de describir, es como contar "qué es el amor"...
Para los que ya lo hayais catado quizás no esteis de acuerdo con lo que digo (o si), pero la verdad es que el nivel de nervios y de excitación por casarme y conducir un sueño puede que "turbara" mis sentidos.
Lo primero que esperaba es que iba a ser un coche duro, áspero, con los pedales "recios" y con poco espacio interior... nada más lejos de la realidad. Quizás me olvidaba de que iba a coger un GT, un Ferrari sí, pero un Gran Turismo, más que un modelo deportivo extremo. El interior es espacioso, me quedaba casi un palmo desde mi cabeza hasta el techo, entre mi copiloto y yo había espacio de sobra, el salpicadero es grande... y tiene espacio tras los asientos como para llevar un par de bolsas de deporte grandes, por ejemplo.
Otra cosa que me impactó del interior es el cuero Conolly. Sabía que era el mejor cuero que hay (el de las vacas especialmente seleccionadas y cercadas con vallas sin alambres ni zonas espinosas para cuidar sus pieles), el que utilizan los Rolls Royce y los mejores coches de lujo (no sabía que los Ferrari también); pues bien, es acojonante el tacto que tiene, es muy muy suave, y con una textura (arrugas) muy fina. Con esta maravilla están forrados asientos, salpicadero, puertas y parte del resto del habitáculo. Hablando de los asientos, huelga decir que son la ostia, por agarre y comodidad.
Pasando al apartado técnico, la verdad es que poco puedo comentar, ya que fue un recorrido por autovia, y con los nervios, la novedad y tal, tampoco me paré mucho a analizar todo...
El cambio F1 es la leche, supercómodo y casi inmediato; para cambiar puedes accionar la leva de aluminio sin soltar el acelerador y da un pequeño tironcillo, pero el dueño me recomendó para que el cambio fuera más suave que antes de cambiar le pisara al acelerador un pelín menos, y se nota, así el cambio es más suave.
Respecto al motor, pues no voy a hablar de cómo sube de vueltas, ni de la fuerza que tiene ni demás... eso ya os lo imaginais... os voy a hablar del sonido... ADICTIVO, ORGASMICO, que gordo suena, como bufa el V12, como ruge, que poderoso se siente, cómo te imaginas al ralentí llenarse los cilindros... Nos metimos en un tunel para pisarle y oirlo y madre mía... me sorprendió (aunque de alguna forma podía esperarlo) que el motor se oye más por detrás que por delante: el vano delantero está bien insonorizado y deja que la sinfonía la interpreten los escapes traseros. Lo dicho, de lo que más me impactó de conducir un Ferrari, el cómo suena.
Una cosa de la que me esperaba más es del empuje del motor, estoy acostumbrado a los 272cv del CLK, y el 575M casi los duplica, y empujando como un condenado, la verdad es que empuja como un tren, pero no como un toro... no sé si me explico. A lo mejor el control de tracción hacía de las suyas y la "empalmaera" hacía que no me diera cuenta.
Y si hablamos del comportamiento, pues como digo, poco os puedo decir, pero a parte de ir a 0,5 km/h en los badenes, en carretera no me pareció seco ni incómodo en absoluto, pero eso sí va muy firme, como no podía ser de otra forma... la suspensión pilotada hace milagros.
Bueno, ahora mismo no sé qué más contaros, podeis preguntar.
Pues nada, esta es la historia de un sueño hecho realidad...
Saludos rampantes.