Publicado en su día en el foro de pedrodelarosa.com. Perdón por su excesiva extensión, pero me cuesta hablar de Ferrari sin enrrollarme . (También hablo algo al final del GPL, mi última pasión, el juego-simulador de F1 de 1967 Grand Prix Legends):
"Pues nada, me extiendo en el tema.
Como todo el que me haya leído un poco por aquí sabe soy un ferrarista acérrimo, quiero pensar que no del tipo irracional-absurdo-radical, es decir, quiero creer que lo soy porque desde muy pronto me dejé atrapar por la leyenda de la Scuderia en las carreras (sobre todo en la F1) y también, cómo no, de los coches deportivos de calle; y no por un amor irracional que me impida ver sus defectos. Aunque ¿qué amor no lo es, irracional, ciego, al menos en parte? Como suelo decir, sacrílegamente para algunos, la F1 es mi religión y Ferrari mi dios. También suelo decir que soy italiano, para disgusto de mis familiares y amigos, ja ja ja.
A decir verdad, me interesaron antes los Ferrari de calle. Desde muy niño ojeaba las revistas de coches que compraba mi padre y, lógicamente, me atraían irremediablemente los grandes deportivos, en especial los Ferrari. Recuerdo perfectamente cuando se presentó el 288 GTO (amor a primera vista) y el Testarrossa (donde por primera vez leí aquello que tanto me llamó la atención de que “éste sí que era un auténtico Ferrari, con su V12 sin turbos ni historias”).
Las carreras de F1 empecé a seguirlas (como las sigue un niño) a mediados de los ochenta, ya digo, mediante las revistas de coches y alguna vez viendo las carreras en la tele (recuerdo muy nítidamente que estaba muy interesado en ver –y vi- la última carrera de 1986 en la que “mi” piloto Prost conquistó el título por la famosa retirada de Mansell al estallarle un neumático a dos vueltas del final).
Como digo, mi implicación afectiva entonces en la F1 iba más por Prost. Digamos que era “pilotista”. Todo ello cambió en el colegio donde estudiaba entonces, donde me hice amigo de un chaval muy aficionado a la F1 (Guti le llamábamos, un bala perdida, de mal comportamiento, atrevido, descarado, pero muy inteligente y con auténtica pasión por los coches en general y la F1 en particular). Este chico era ferrarista acérrimo, describía con tanta pasión lo que era Ferrari, cómo había participado en la F1 desde siempre, cómo su historia estaba llena de leyendas y victorias míticas, que daba envidia oírlo. En cualquier caso yo, por llevar la contraria (que es lo que más me ha gustado siempre), más acérrimo “prostista” y por extensión “porschista” (que entonces motorizaba a McLaren vía TAG) me volvía para “discutir” con él. Tras cada carrera discutíamos los resultados y nos picábamos con ello, también veíamos las revistas de coches juntos con las crónicas de las carreras (una vez me regaló un póster de Prost que creo que conservo aún). Además una vez me dejó para un fin de semana un libro magnífico sobre toda la historia de la F1 que no consigo adivinar cuál será.
(Por cierto que en dicho libro yo recordaba de toda la vida que había visto una foto que se me había quedado grabada puesto que se relacionaba con una cosa que siempre me había preguntado: la foto de un monoplaza de F1 con una cúpula de cristal tapando al piloto en el cockpit, una burbuja de cristal que yo siempre había pensado que sería buena aerodinámicamente y que me extrañaba que nadie lo hubiera probado. Hasta hace poco tuve que conformarme con que quizá me traicionaba la memoria y aquello era sólo producto de mi imaginación. Pero no, hace bien poco, y gracias al GPL, descubrí que no lo había soñado. En la página cuyo link pongo más adelante vi que la foto existe y es del Gran Premio de Italia de 1967 en Monza, en cuyos entrenamientos Jack Brabham probó el “invento” en su coche, descartándolo creo recordar que por los molestos reflejos en el cristal, amen de, supongo, que por cuestiones de comodidad/seguridad.
http://www.intothered.dk/1967season/67season_monza.html
Nadie puede hacerse una idea de la emoción que me proporcionó volver a ver esa foto).
Pero me salgo del tema, divago.
En fin, acabé abandonando dicho colegio y con ello sabía que perdería mi amistad con Guti, el ferrarista. La casualidad quiso que ese mismo verano fuera a pasar unos días a Italia con mis padres. Allí, además de comprar varias maquetas Bburago de Ferrari para mí, compré una gorra roja de Ferrari para regalársela a Guti en septiembre ya que suponía que nos veríamos en la entrega de notas/diplomas del curso anterior. Creo recordar que no le vi, y no recuerdo bien si le di la gorra a alguien para que se la diera a él o finalmente me la quedé yo. En cualquier caso con lo que si me quedé fue con su afinidad con Ferrari, creo que a partir de ahí me hice ferrarista, sentimiento que se hizo aún mayor y ya definitivo en la temporada de 1990 en la cual Prost fichó por Ferrari y estuvo luchando por el título hasta el infame encontronazo con Senna en Suzuka. Aquella temporada es la que marco siempre como la primera que seguí carrera a carrera y con mucha atención, la que me enganchó definitivamente a la F1 y por ende a Ferrari.
Prost dejó la Scuderia antes de acabar 1991 pero yo ya no lo hice, hasta hoy. Por todo eso, cuando durante estos últimos pasados años de dominio me decían que si no me aburría de tanto verles ganar yo siempre contestaba que no: recordaba muy muy bien los años de vacas flacas entre 1991 y 1993 sobre todo (el 94 y el 95 también lo fueron, pero al menos ganamos una carrera cada año) y también cómo se perdieron tres títulos tres años seguidos en la última carrera (97, 98 y 99). Sinceramente, en aquellos primeros años 90 pensaba que jamás vería a Ferrari ganar ningún título, de verdad. El título de constructores del 99 me supo a gloria (de ahí mi nick, en homenaje al coche con que se logró) y Suzuka 2000 fue el éxtasis total: amanecía mientras Schumacher cruzaba la línea de meta victorioso, solo en el salón, chafado en el sillón, viendo la RAI, no podía sentir más alegría, pero me quedé parado, sin sonreír ni hacer gesto alguno (como suelo hacer espontáneamente tras algunas victorias), eso, simplemente extasiado, paralizado por la incredulidad.
Pero aún así no he contestado por qué me gusta Ferrari... Es difícil de explicar nuestras afinidades, nuestros gustos. Algo nos gusta, otra cosa no nos gusta, y no sabemos muy bien porqué. No sé, en mi caso, toda esta historia que cuento me llevó hasta Ferrari y cuanto más curiosidad tienes y más te informas más te va gustando. Me encanta que sea un equipo italiano (no británico) tan poderoso en un deporte tan anglosajón, que sea tan conocido, tan legendario, tan presente en las carreras de Gran Premio desde la Golden Era, tan identificado con señas de identidad claramente reconocibles (el rojo, el cavallino, una despótica y firme -pero me gusta pensar que caballerosa- forma de ser), en fin, no sé. Me gusta.
Por todo ello, siempre ha sido un sueño conducir/pilotar un Ferrari y la elección para el GPL era pues obvia. Me dicen que por qué no pruebo los demás coches, que es bueno para mejorar el pilotaje en general y no sé muy bien qué contestar, me siento raro pudiendo llevar un Ferrari y no hacerlo. He probado un par de veces el Lotus (vueltas de instalación, digamos) y me he sentido muy muy raro. Echaba de menos ese chillido agudo tan característico del motor V12 del Ferrari.
Y hablando ya puramente de la conducción del coche del GPL a mí me gusta sobre todo por la alegría con la que sale de las curvas y por lo rápida que es su reacción al acelerar. También es muy bueno para “bailar” entre curvas enlazadas, balancea muy bien de una a otra. Peca de falta de potencia al final, de velocidad punta, y es verdad que se nota en largas rectas frente a los Eagle y a los Lotus, pero no hay nada que no se pueda arreglar haciendo bien la curva anterior y cogiendo un buen rebufo [;)]. No sé, puestos a buscarle defectos quizá ése sería el único, porque es difícil de conducir (subviraje y sobreviraje repentino si se es demasiado optimista) pero creo que todo F1 debe serlo, y más si no lleva alerones y tiene ruedas estrechas y con dibujo...
No creo que sea un coche para conductores expertos, también he leído que es un buen coche para empezar a tomar contacto con el GPL (aunque también se diga que el Cooper es el mejor para eso ya que tiene menos potencia y “mala leche” en general).
Como predije parece ser comúnmente aceptado que el sonido del Ferrari es el mejor (y yo añadiría que no sólo en el GPL). A mí me encanta ese sonido agudo, casi exasperante cuando llegas a la zona roja, precioso, es puramente el sonido de las carreras. El de los Ferrari de calle tampoco desmerece aunque quizá sea algo más ronco que el del GPL (y que del de los F1 en general, quizá alguien sepa explicar la razón).
Cierto, somos rivales (que no enemigos) tanto en la F1 como en el GPL, para mí es más fácil, es verdad: tutto Ferrari, jeje. Por lo demás, seguro que disfrutaremos mucho este año en la F1 real, yo siempre lo hago, como suelo decir: me gusta demasiado la F1 como para que nada me quite el placer de disfrutarla (y recalco ese nada, ni perder durante muchos años seguidos, ni que el que gane me caiga mal, ni que sea tan injusta, ni que cambien las normas, ni que supuestamente no haya adelantamientos, ni nada de nada).
Creo que esta vez sí que me he adentrado en el tema ¿no? [;)] Espero que no demasiado..."
Perdón por el rollo.